La Gata Bombera

por Tabatha

Autor: Carolina Vásquez

Nuestra gatita Clarissa tiene tres años. Mi esposo y yo la rescatamos de la calle en una de las zonas mas transitadas de Caracas cuando tenía unos tres meses de edad. Desde el primer instante supimos que era muy especial, y cuatro meses más tarde nos lo demostró con creces cuando nos alertó de un incendio en nuestro apartamento.

En aquella época acababamos de instalar los muebles y electrodomésticos en la cocina, entre ellos un calentador de agua nuevo que quedó mal instalado. Un problema eléctrico hizo que el interruptor de encendido se calentara al punto de derretirse, lo que causó que un trozo de plástico caliente cayera en el bote de la basura. Esto fue suficiente para que la basura se encendiera. Como la puerta de la cocina estaba cerrada, la mayor parte del humo quedaba concentrado en la cocina, con lo cual mi esposo y yo, que estabamos dormidos en nuestra recámara, no nos percatábamos de lo que estaba sucediendo. El fuego siguió creciendo al punto de que ya comenzaba a extenderse a los muebles de madera, y era de tal magnitud que algunos vecinos ya se estaban dando cuenta de que uno de los apartamentos del edificio se estaba quemando.

Entonces Clarissa se percató de la situación y fue hasta mi lado. Comenzó a maullar fuertemente y a morderme las manos. Cuando veía que me despertaba corría hacia la cocina y regresaba a la recámara, intentando alertarme de la situación. Al principio traté de ignorarla, pero dada su insistencia decidí levantarme a ver qué sucedía. Caminé hacia la cocina y me di cuenta del incendio. Afortunadamente mi esposo y yo logramos apagar el fuego antes de que tuviera mayores consecuencias. Desde ese entonces Clarissa es aún más especial para nosotros, y no pasa un día sin que nos sintamos agradecidos de haber podido darle un hogar, ya que ella hace cada día especial y nos cuida tanto o más de lo que la cuidamos nosotros a ella.