Agata

por Tabatha

Autor: Anónimo

Les voy a redactar la experiencia que tuve con una de mis mascotas.

Siempre he tenido por costumbre que mis mascotas duerman en la misma cama que yo; la gata en cuestión era una europea doméstica con ojos color cobre, además era muda, jamás pudo emitir maullido o sonido alguno.

En ese entonces, mi hermana estudiaba en la secundaria y su hora de entrada era a las 6 a.m. y teníamos que levantarnos a las 5 a.m. Un buen día, después de varias veces que yo no escuché el despertador y por lo mismo, sucedía que mi hermana no llegaba a tiempo a las clases, le hablé a mi gata, que se llamaba Agata, y le dije:

“Agata por favor despiértame a las 5 a.m. pues tengo que llevar a mi hermana a la escuela, no te olvides; a las 5 a.m.”

Y así nos dormimos.

Justamente, a las 5 a.m. sonó el despertador y junto con él Agata empezó a hacerme cosquillas en mi cara con sus bigotes, en ese momento creí que había sido coincidencia, pero seguí pidiéndole lo mismo a mi gatita y ella continuó haciendo lo suyo.

Así pasaron los días hasta que llegó el domingo y Agata volvió a cumplir con su tarea de despertarme como en los días anteriores.

Solo que esta vez le aclaré que por ser domingo no era necesario ir a la escuela; me miró y yo leí en sus ojos un discúlpame, no sabía!

Nunca volvió a equivocarse.

Además tenía tres formas de despertarme:

1era Haciéndome cosquillas en mi cara con sus bigotes,

2da Haciendo ruido con sus uñas en un cojín,

y la 3era que ya era un llamado con energía, Agata metía una de sus patas bajo la puerta y hacía un fuerte ruido como diciendo: se hace tarde!

Como les cuento, Agata nunca pudo maullar, pero si hacerse entender en cualquier situación.

Durante tres años jamás volví a necesitar un despertador, pues aquel animalito se encargó de que no volviésemos a llegar tarde a la secundaria.